Ser mudo es triste, Carlos, pero ya
se ha dicho todo: una
cosa
sola.
Se ha dicho muchas veces, de Ory,
Edmundo, mucho,
y ropa ya no queda, ni palabra,
para decir la misma cosa siempre,
para vestir la masa misma
que fona y que se cansa de sus órganos.
Hablar no es necesario más que en sueños.
I.C.
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